“Nosotras posibilitamos con nuestro trabajo aquí la conciliación de la vida laboral y familiar, ¿qué pasaría si todas dejáramos de cuidar?”. Entrevista a Jacqueline Amaya Rengifo (Presidenta de la Asociación de Trabajadoras/es del Hogar de Sevilla) | Boletín NosOtras

Begoña Gallardo García. Técnica de Interculturalidad y Desarrollo Comunitario de  Fundación Cepaim en Sevilla

Jacqueline, nacida en Lima (Perú) vive en Sevilla desde hace 13 años, compagina su trabajo como empleada de hogar con su labor en la Asociación donde se esfuerza a diario, junto con sus compañeras,  por la dignificación laboral y social de quienes ejercen su actividad en un sector altamente feminizado, ocupado por mujeres inmigrantes con escasa protección social y en el que nos encontramos que un gran número de personas que trabajan de forma muy precaria.

Jacqueline nos cuenta como están enfrentando este año la pandemia por el COVID-19 desde la Asociación y el papel que están desempañando las mujeres inmigrantes en el sostenimiento de la vida, y concretamente sus aportaciones a la economía de cuidados, a través del trabajo doméstico y de cuidado a personas dependientes.

Fundación Cepaim – Begoña Gallardo: ¿Cuáles son los objetivos de la Asociación de Trabajadoras/es del Hogar y quienes la conforman?

 Jacqueline: La ATH Sevilla, Asociación de Trabajadoras y Trabajadores del Hogar de Sevilla se constituye en 2015 como entidad sin ánimo de lucro y tiene como finalidad dignificar el sector del trabajo del hogar luchando por el cumplimiento efectivo de las condiciones laborales establecidas en la normativa vigente; visibilizar y sensibilizar en la importancia del trabajo de las trabajadoras y trabajadores del hogar en las diferentes esferas de la vida familiar, social y económica así como impulsar el empoderamiento de la mujer como trabajadora del hogar, pugnando contra los estereotipos de género, raciales, y promoviendo su inclusión social y económica para alcanzar su autonomía.

B: ¿Qué reivindicaciones hacéis desde la asociación?

J. La ATH Sevilla es un espacio de encuentro, escucha, apoyo mutuo y de visibilización de la importancia de los cuidados en nuestra sociedad. Es un espacio de auto organización para reivindicar condiciones dignas en el empleo del hogar y también realizamos acciones de sensibilización para dignificar nuestro trabajo. Para ello, hacemos talleres de sensibilización en relación a las condiciones laborales, la normativa del empleo del hogar, presentación de las tablas salariales consensuadas por la Plataforma de Empleo del Hogar, informamos sobre los trámites necesarios, etc.

B: Cuéntanos un poco más, ¿Qué hacéis desde la asociación a favor de la participación, y el empoderamiento de las mujeres inmigrantes?

J: Desde la acogida en las reuniones, o en nuestras redes, facilitamos información sobre los derechos laborales, asesorías jurídicas, sobre temas de extranjería y derechos de las TH.

Somos las que a nivel de España hemos iniciado un programa del Buentrato como proyecto de vida. Lo hacemos por el momento de forma online. Los autocuidados son tan necesarios, somos cuerpos obligados a cuidar y condenadas a no recibir cuidados casi nunca. El cuidado propio y hacia las demás es la base. Nos cuidamos todas.

B: ¿Qué porcentaje de hombres y de mujeres conformáis la asociación?, ¿Qué número aproximado de mujeres sois de origen migrante?

J: Las que participan más en reuniones y actividades son unas 40 mujeres. En nuestro Whatsapp tenemos una red de más de 100 mujeres activas. A través de Facebook estamos conectadas más de 1.500 de Sevilla y resto de Andalucía. De las que estamos en el  Whatsapp el 99,9% son mujeres, la gran mayoría de origen migrante ya que solo el personal técnico voluntario es autóctono.

 

B: Es decir, que hablamos de un sector altamente feminizado y de origen migrante, ¿es así?

J: Así es. Te daré unos datos:

Según datos oficiales (EPA del INE) en el segundo trimestre de 2020, las personas ocupadas en el empleo de hogar y cuidados son 483.000 (en Sevilla 11.000), un 87%, mujeres y el 77´5% de ellas están dadas de alta. Pero la cifra del INE no es fiable, porque hay muchas trabajadoras sin papeles y es muy probable que no declaren que trabajan. La economía sumergida en este sector se estima que es un 30% por lo que aquí nos encontramos que un gran número de personas que trabajan de forma muy precaria.

A esta precariedad hay que sumarle también otra realidad y es que en el empleo de hogar, la mayoría de la gente trabaja a tiempo parcial. También según la EPA, en el 2º trimestre de 2020, el 58% de las trabajadoras están a tiempo parcial y el 42% a tiempo completo.

Y este año, la precariedad ha aumentado. Según la EPA en el 2 cuatrimestre de 2020, la pandemia había dejado en situación de reducción de jornada total o parcial a algo más de 110.000 trabajadoras de hogar (107.000 eran mujeres).  Según el Ministerio de Trabajo, algo menos de la mitad habían solicitado el subsidio extraordinario y la última noticia era que a 25 de agosto ni un 50% lo habían recibido todavía.

B. Entonces, ¿Al hablar de precariedad laboral, hablas también de vulnerabilidad social?

 J: Para hacer una composición de lugar, podemos afirmar que existe una normativa laboral que no se cumple y las condiciones de trabajo son precarias, que este sector está mayoritariamente feminizado y predominamos las mujeres inmigrantes las cuales tenemos una escasa protección social.

Las mujeres migrantes en situación administrativa irregular (SAI), son las que se encuentran en una posición más vulnerable: sin posibilidades de cualquier desarrollo profesional, con derechos muy limitados para negociar el salario o las horas de trabajo y sin ayuda legal para resolver problemas profesionales.  El nivel de precariedad les obliga a tomar trabajos que nadie quiere. El régimen de trabajo interno está expuesto a todo tipo de abusos y no tenemos protección laboral, ¿quién puede controlar esos trabajos que se hacen en las casas donde nadie los ve? Ellas tienen mucho miedo a ser deportadas y a ser despedidas y esto se aúna a la dificultad de presentar pruebas para denunciar.

B: ¿Cómo ha afectado la pandemia del COVID-19 a las mujeres inmigrantes que trabajan en el sector de las empleadas de hogar?

J: El gobierno primero adoptó una serie de medidas económicas en el Real Decreto Ley 8/2020, de 17 de marzo, de medidas urgentes extraordinarias para hacer frente al impacto económico y social del COVID-19 y nos dejó sin medidas de protección social para las trabajadoras del hogar y cuidados.

Tras las presiones constantes que hicimos llegar de parte del sector, a través de comunicados por las redes y documentos que se hizo llegar a la prensa, el gobierno adoptó el subsidio extraordinario para las empleadas de hogar y cuidados, establecido en el real decreto ley 11/2020, de 1 de abril. Se trata de un reconocimiento histórico al sector ya que por primera vez se da un subsidio de este tipo, tanto para las trabajadoras despedidas como para aquellas a las que se les ha suspendido el contrato por la situación sanitaria, las que visto reducida su jornada de trabajo y los que han perdido el trabajo por la causa de la muerte del empleador.

Sin embargo, a pesar del logro, este subsidio dejó fuera a un gran número de mujeres que trabajan en el sector y que no se encuentran de alta en la seguridad social, estén con documentación regular o no, sean autóctonas o migrantes. Si no contabas con alta en la seguridad social estas fuera de la cobertura de este subsidio.

 

B: ¿Qué acciones y ayudas desde la Asociación de Trabajadoras del Hogar estáis realizando durante la crisis por  COVID-19 como grupo de apoyo?

J: Ante esta situación de desprotección, la primera acción durante el estado de alarma fue dotar de protección sanitaria a las compañeras trabajadoras del hogar para evitar que puedan contagiarse y transmitir el virus en sus hogares como en las casas donde trabajan, otras compañeras simplemente perdieron el trabajo al no encontrarse dadas de alta y muchas, que trabajaban o trabajan de internas, se vieron obligadas a quedarse confinadas sin poder salir por temor al contagio, y con sobrecarga laboral porque ahora había más personas que atender dentro de las casas. El miedo a perder el único sustento económico te obliga a aceptar situaciones de explotación ya que nadie controla las horas de trabajo reales en las casas y que tipo de trabajo realizas.

Después, hicimos una campaña, por las redes sociales, para conseguir EPIS. Así fuimos consiguiendo dotar a muchas de las mujeres que conformamos la Asociación de mascarillas y pantallas protectoras para que pudieran seguir realizando sus trabajos con mejores condiciones.

Durante los primeros meses de la pandemia emitimos el comunicado “NOSOTRAS TAMBIEN CUIDAMOS EN TIEMPOS DE CORONAVIRUS” en el que las asociaciones de trabajadoras/es  del Hogar de Sevilla y la Asociación Nosotras de Granada exigimos al gobierno, medidas específicas para el sector de protección social. 

También tuvimos la necesidad de buscar soluciones creativas, solidarias y como decimos acuerparnos entre todas para salir adelante junto con otros colectivos del Centro Vecinal Casa Pumarejo y así creamos la Caja de Resistencia el Puma Solidario y mientras estuvo abierta hemos logrado apoyar cerca de unas 100 familias, que incluía trabajadoras del hogar. También seguimos yendo a Mercasevilla a recoger frutas y verduras para compartir con las compañeras que lo necesitan. Y mientras, seguimos esperando que el SEPE pague a todas el subsidio extraordinario.

B: ¿Qué quiere decir “NOSOTRAS TAMBIEN CUIDAMOS EN TIEMPOS DE CORONAVIRUS” a qué hace referencia?

J: La pandemia ha traído el reconocimiento social a las trabajadoras de nuestro sector, pero seguimos demandando el reconocimiento pleno a nuestros derechos laborales. El Real Decreto-ley 10/2020 del 29 de marzo, reconoció los cuidados como actividad esencial.

Si este trabajo es esencial, los derechos de quienes lo desempeñan también deben de serlo, debemos exigir una prestación por desempleo en igualdad de condiciones como cualquier otro trabajador o trabajadora, y no subsidios que sólo pueden solicitar algunas. Es una hipocresía, nos necesitan, pero no nos valoran. Cuidamos en las casas a vuestros seres queridos, en definitiva, cuidamos la vida misma, y posibilitamos que la familia pueda conciliar laboralmente, pero esto no es valorado ni reconocido socialmente.

B: ¿Qué papel estáis desempañando las mujeres inmigrantes en el sostenimiento de la vida, y concretamente a la economía de cuidados, a través del trabajo doméstico y de cuidado a personas dependientes?

J: Las trabajadoras del hogar, estamos resolviendo las necesidades de atención y cuidados de una parte importante de la sociedad, somos las que cuidamos la vida en un contexto de vulneración de nuestros propios derechos y de los de las personas que necesitan los cuidados. El sistema económico colapsaría sin nuestro trabajo cotidiano de cuidado.

Nosotras posibilitamos con nuestro trabajo aquí la conciliación de la vida laboral y familiar, ¿qué pasaría si todas dejáramos de cuidar? Como se expresa en el Monográfico “Lo que se esconde dentro de casa. Realidad de las trabajadoras del hogar en Euskal Herria” creo que debemos construir un modelo de sociedad que coloque a las personas y los cuidados en el centro, los cuidados mantienen vidas, son necesarios. Privatizar los cuidados es una herramienta perfecta para explotar a mujeres migrantes y sacar beneficio. Es urgente colocar en el centro los cuidados y las condiciones de vida y laborales de las personas cuidadoras. Poner los cuidados en el centro nos obliga a replantear el sistema, a volver a construir el supuesto sistema de bienestar en el que vivimos.

B: ¿Cómo crees que es la acogida que realiza a las mujeres inmigrantes que llegan a nuestro país? ¿Crees que hay una buena política de atención a la diversidad?

J: Existe una falta de información y, aún más, de acceso a los recursos. La acogida, por así decirlo, la organizan las organizaciones, asociaciones, fundaciones, son las que están asumiendo el papel de informar, apoyar en la búsqueda de empleo, en la formación, etc. para que este proceso de integración, sea más llevadero.

Nosotras trabajamos en red con otros colectivos, asociaciones y entidades de Sevilla, a nivel local y a nivel nacional, tanto de trabajadoras del hogar como de asociaciones de migrantes y pro migrantes. Así es como conseguimos acceder a la información y a los recursos necesarios. Con mucho esfuerzo.

B: Por último, ¿qué lugar crees que ocupa en los espacios feministas las reivindicaciones realizadas por la Asociación de Mujeres Empleadas del Hogar? ¿Y dentro de los espacios de personas migrantes y pro migrantes?

 J: La lucha del movimiento feminista para revalorizar y visibilizar  el trabajo doméstico y de cuidados ha supuesto un gran avance, pero todavía no existe ni un reparto justo de todas las tareas entre hombres y mujeres, ni una reorganización social que haga posible que el trabajo de dentro y de fuera se pueda hacer compatible (la llamada conciliación). Y no se han creado servicios para que el cuidado sea una actividad que la sociedad reconozca como un deber colectivo.

En los espacios feministas se está abriendo recién la mirada a la compañera que está al lado, que es la que limpia tu casa y cuida a tus padres e hijos, como decía una compañera de Madrid, las feministas rompen el techo de cristal y las empleadas de hogar recogemos los cristales” Hay que mirar esa doble moral al contratar a una trabajadora del hogar ¿le reconozco todos sus derechos sociales y económicos o la someto para que yo pueda conciliar y romper el techo de cristal?

En relación a los espacios de personas migrantes y pro migrantes, este año hemos empezado a calar en los discursos y manifiestos de ese espacio diverso y común de todas.

Participamos en cuantos espacios nos permita nuestro tiempo desde este activismo comprometido que hacemos por la lucha y conquista de la equiparación de derechos laborales para las trabajadoras del hogar.

Este artículo forma parte del Boletín NosOtras Participamos 3 del Programa NOS-OTRAS Fomento de la participación, empoderamiento, capacitación y liderazgo de las mujeres inmigrantes. Financiado por el Fondo de Asilo, Migración e Integración a través del Ministerio de Inclusión, Migraciones y Seguridad Social – Dirección General de Inclusión y Atención Humanitaria.

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