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“Aunque la tarjeta ponga permiso de residencia por trabajo, no me siento libre de hacer otras cosas” - Cómo afecta la Ley Orgánica de Extranjería en la integración y participación social de las mujeres inmigrantes | Boletín NosOtras

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Cristina Hidalgo García. Trabajadora Social especializada en participación y género.

Xavier Sempere Santos. Técnico del Programa Nos-Otras de la Fundación Cepaim en Valencia.

La situación actual de pandemia por el COVID-19, deja a muchas mujeres inmigrantes sin trabajo y en una situación de "irregularidad sobrevenida".

Este artículo, nos ofrece, desde una mirada legislativa, algunas de las reflexiones generadas en un conversatorio entre 5 mujeres diversas  sobre la participación de las mujeres inmigrantes en nuestros barrios.  Reflexiones, miradas y experiencias de éxito en la participación, en voz de mujer, frente a la discriminación intersectorial  que subyace de la Ley Orgánica de Extranjería 4/2000.

Conversatorio con:

Esther Mamadou. Abogada de extranjería especializada en protección internacional y migraciones forzadas.  Coordinadora del Programa de Refugiados de Movimiento Por La Paz y directora Ejecutiva de la Red Europea de Afrodescendientes.

Nihal Samadi. Mediadora Intercultural en la Fundación Cepaim Valencia. Componente de la Junta Directiva del Centro Cultural Islámico de Valencia.

Yenny Yolanda Yela. Vecina del Barrio de Sant Marcel·lí y participante activa en el Programa Nos-Otras Valencia. Empleada del Hogar y madre monomarental con su primera tarjeta de residencia.

Yuli Milena Peñuela. Vecina del Barrio de Sant Marcel·lí y participante activa en el Programa Nos-Otras Valencia

En el Barrio de Sant Marcel·lí, perteneciente a la ciudad de Valencia nos encontramos ante una situación donde "la población migrante no dispone de los medios necesarios para poder participar activamente en la toma de decisiones de su comunidad"[1].

[1]"Estudio-diagnóstico  exploratorio de la situación de la participación social y política de las mujeres inmigrantes en los territorios de intervención Programa Nos-Otras 2019: Murcia, Madrid, Barcelona, Valencia y Sevilla" realizado por los equipos técnicos de la Fundación Cepaim.

El perfil  mayoritario de la mujer migrante en el barrio de Sant Marcel·lí está ligado al rol de cuidadoras, tanto como empleadas del hogar como en sus propio ámbito familiar. Perfil laboral con salarios bajos y puestos precarizados. En la actualidad  y con la crisis derivada de la pandemia por el  COVID-19 muchas de ellas se quedaron sin trabajo, agudizando una situación económica muy vulnerable.  El hecho de poseer rentas tan bajas por un lado, y por el otro, el de tener personas a su cargo, pone en un primer lugar, la búsqueda para  cubrir  las necesidades básicas  y cómo el empleo es un elemento clave para la consecución de ellas. 

La empleabilidad es una de las principales preocupaciones en tanto no sólo por el hecho de poder hacer frente a las necesidades básicas, pago de suministros y alquileres, sino para el mantenimiento o el acceso, a conseguir una situación administrativa regularizada, pudiendo perder fácilmente en el caso de aquellas personas que cuentan con un permiso de residencia, su autorización de residencia y trabajo, esto es, caer en lo que se conoce como “irregularidad sobrevenida”.

Estos factores ponen a muchas de ellas, en una situación de exclusión social, que hace que su día a día esté centrado en el poder cubrir las necesidades  básicas, prestando menor atención a aquellas menos urgentes, según la jerarquía de las necesidades humanas de Maslow.

Ante este escenario, y  con la mirada puesta en las posibles situaciones de "irregularidad sobrevenida"  y/o acceso a una situación administrativa regularizada nos preguntamos acerca de cómo la Ley Orgánica de Extranjería 4/2000 de derechos y libertades  de los extranjeros en España y su integración social  puede o no influir en la participación activa de las mujeres migrantes en nuestros barrios. 

La Ley de Extranjería y la participación social

Esther Mamadou señala que “La Ley Orgánica de extranjería y su reglamento regula la entrada en España y la permanencia en el territorio, y ésta  no establece ningún tipo de discriminación, ya que la igualdad es un principio rector dentro de nuestro estado de derecho y recogido en la Constitución de 1978. Sin embargo, en la realidad a la hora de aplicar esta normativa, "dicha ley es una contradicción”.

Esta ley establece que para pasar la barrera de la situación administrativa irregular, deben pasar por un procedimiento que se conoce como arraigo, es decir, durante 3 años debes adaptarte, hacer raíces, participar, tener una situación estable para poder acceder a la regularización excepcional.

“Una persona en situación administrativa irregular, que por lo tanto tiene que cubrir sus necesidades básicas, y trabajar en situación irregular, está más expuesta a sufrir cualquier tipo de discriminación y/o abuso laboral”.

Las personas inmigrantes que se encuentran en esta situación administrativa, son personas que permanecen en lo "invisible", deben pasar desapercibidas frente a las autoridades, al menos, mínimo, durante los tres primeros años de su llegada al territorio español, dejándolas desprotegidas frente a cualquier tipo de discriminación, delito de odio y/o abuso laboral.

 Entonces, ¿cómo podemos hablar de participación en los barrios y tejido asociativo si son "inivisibilizadas"?  "Es difícil que una persona se plantee participar a menos que tengan un fuerte apoyo o soporte externo, ya que están en una situación de vulnerabilidad constante… “añade Esther. 

Es difícil participar si existe el miedo a que la policía haga una detención y abra una orden de expulsión, lo cual repercute en el proceso de arraigo, en donde esta orden se debe cancelar para poder presentar el expediente de regularización por circunstancias excepcionales.

“El estatus económico y la clase social también juega un papel importante”.

A parte de la situación legal que como se viene viendo es compleja y con ciertas contradicciones que dificultan el acceso y mantenimiento a una situación administrativa regularizada, el coste económico que se exige en el proceso de regularización,  genera una discriminación por clase social. Esto es que muchas de las personas migrantes que quieran acceder a este proceso deben hacer esfuerzos económicos para poder sufragar los pagos de tasas, certificados e incluso abogadas en materia de extranjería que les orienten y asesoren en este arduo camino.  Además,  hay que sumar que la  situación de irregularidad no sólo tiene efectos en la negación al acceso a los servicios públicos sino que también tiene efectos negativos en el estado psicosocial de las mujeres inmigrantes.

El bienestar psicosocial de las mujeres inmigrantes

“Aunque la tarjeta ponga permiso de residencia por trabajo, no me siento libre de hacer otras cosas, porque son 3 años que me he metido en la cabeza que le temo a una cosa o evito a otras por cualquier razón”. “El miedo, se traslada a la familia, a tus hijos, esas ideas se las traspasas a tus hijos” afirma Yenny Yolanda.

Además, hay otros factores en los que se encuentran estas mujeres, tal y como señala una de las mujeres participantes en el Programa y vecina del barrio:

“Hay un factor, que no hemos tocado que es la edad… Tengo 38 años, hasta ahora voy a recibir mi primera tarjeta, si te pones a pensar, de aquí que pueda acceder a un trabajo, ya sacas tu tiempo para tu trabajo, para cursos, uno o dos cursos de especialización para trabajar en algo, porque homologar te digo es casi imposible, ya te lleva un tiempo, si le agregamos a eso lo que queremos para nuestras familias, entonces tenemos que doblar el trabajo, son factores que a nivel personal te tocan mucho, porque van pasando los años”. Yuli Milena.

Y es que, una vez más, nos encontramos en la tesitura que a la hora de diseñar y planificar las políticas de participación, no se tiene en cuenta el impacto psicológico negativo que genera estas limitaciones de acceso a una situación administrativa regularizada y al ejercicio pleno de los derechos.  El miedo a una orden de expulsión o la no consecución del permiso de residencia, la dificultad y coste económico en los procesos de homologación de los títulos académicos, el rol de cuidadoras tanto desde la óptica laboral como dentro de la unidad familiar, afecta directamente al bienestar psico-social de las mujeres inmigrantes para su empoderamiento y liderazgo. En este sentido, dónde una se encuentra con estas limitaciones y barreras psicológicas y emocionales, se complica hablar de procesos de participación y empoderamiento de las mujeres. 

Pero frente a este escenario, Nihal Samadi, Mediadora Intercultural nos recuerda:

“Hay políticas que victimizan, te van a crear un traje de victimización y tú vas a vivir en este traje”. “Tenemos que defender que la persona que diseña un proceso de migración, es una persona fuerte, es una persona que disfruta de la salud mental y física para poder inmigrar, tiene todas las capacidades y potencialidades de enfocar y diseñar un proceso de adaptación hacia la ciudadanía efectiva”.

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Hacia dónde caminar

Existen mecanismos y agentes en los territorios que puedan favorecer espacios de relación para el empoderamiento e impulso de la participación de las mujeres inmigrantes y para la generación de redes de apoyo. El trabajo de intervención gracias a programas como el Nos-Otras, favorecen espacios de relación interpersonales que promueve este empoderamiento a través del acompañamiento, "del estar", de la capacitación y de la dotación de mecanismos y herramientas psicosociales para que estos factores limitantes con los que se encuentra una persona inmigrante puedan quedar relegados a un segundo plano.

Y añade Nihal, “El tema de participación en las ONG’s es tener voz en esta sociedad, teniendo voz se puede cambiar, pero si nos ponemos el traje de victimización nos afectamos a nosotras mismas y nuestras familias, estamos aquí, vamos a seguir adelante, vamos a fomentar la ciudadanía, a pesar que la situación administrativa me limita.”  Y al final, estos espacios generados mediante las ONG, AAVV, AMPAS de los colegios…. Es un poco rodear, orientar, acompañar en el proceso, pero¡ la única protagonista de tu proceso eres tú!”.

Con todo esto, y frente al nuevo escenario que nos pone la situación de crisis sanitaria y económica generada por la pandemia por la Covid-19, existen atisbos de esperanza y experiencias de éxito en procesos de participación de las mujeres inmigrantes. En el Barrio de Sant Marcel·lí, el Programa Nos-Otras es una muestra de ello.

Por esta razón y partiendo de los discursos generados a lo largo del conversatorio sobre el miedo real y el sentimiento de invisibilización de las mujeres inmigrantes en la esfera pública y la vida asociativa de los barrios, se habló sobre aquello que supuso la invitación de estas dos mujeres en el espacio de encuentro de mujeres inmigrantes, poniendo en un primer lugar a ellas, como mujeres y protagonistas principales en su procesos vitales y  de  empoderamiento,  dentro de una comunidad, un barrio, un territorio.

Me gustó mucho, porque te tienen en cuenta, es como si te estuvieran alagando en algún sentido, porque estás como en una burbuja del trabajo a la casa y de la casa al trabajo”. “Te quieres involucrar en algo, pero no sabes por dónde empezar”. Yenny Yolanda.

“Volvernos un canal, es sentirnos útil, en medio de un país donde somos totales desconocidas. En tu país formas parte de algo, pero en este país nosotras nos sentimos al iniciar,  invisibles”. Yuli Milena.

Y ellas, todas ellas, lo tenían claro, mandar un mensaje a las mujeres migrantes que viven en Valencia para que participen en sus barrios, sus ciudades donde residen.

Yenny Yolanda: “Tendrían que tomar la decisión de participar, sería aprovechar, aprovechar todas las oportunidades que brindan aquí, para sus hijos, para las mujeres en sí, sería una oportunidad para cada una”. “No todas tenemos las mismas circunstancias, pero saldrían ganando, viniendo aquí, saldrían ganando eso lo tengo por seguro”.

Yuli Milena: “No se limiten, si quieren tener voz, no se limiten si quieren ser escuchadas, si quieren ser aceptadas. Nosotras somos las únicas que nos limitamos, no se limiten, participemos”.

Al final de este espacio, todas manifiestan la importancia de continuar con estos espacios de reflexión y diálogo en torno a cuestiones que nos afectan e inquietan.

Por todo ello, entendemos que, y máxime la crisis económica que se avecina derivada de la situación de emergencia sanitaria y los altos índices de desempleo, los poderes públicos deberían proceder a hacer una interpretación flexible de la norma, asumiendo la existencia de una discriminación intersectorial en los requisitos de ésta.

Valorando las circunstancias concurrentes de cada caso en particular pero flexibilizando en todo caso los requisitos en cuanto a períodos mínimos de cotización exigidos, así como el contar con un contrato de trabajo en vigor para la modificación a autorizaciones de residencia y trabajo por cuenta ajena inicial o cuenta propia y para las renovaciones….lo contrario supondría condenarlas a situaciones de exclusión, a trabajar en la economía sumergida (explotación, precariedad, vulneración de derechos, discriminación y un largo etc.) y a seguir perpetuando los escenarios de desigualdad y discriminación que difícilmente, promoverán la participación de las mujeres inmigrantes en sus barrios como vecinas y ciudadanas de pleno derecho.

Este artículo forma parte del Boletín NosOtras Participamos 3 del Programa NOS-OTRAS Fomento de la participación, empoderamiento, capacitación y liderazgo de las mujeres inmigrantes. Financiado por el Fondo de Asilo, Migración e Integración a través del Ministerio de Inclusión, Migraciones y Seguridad Social – Dirección General de Inclusión y Atención Humanitaria.

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