Este es el testimonio de una vecina de la casa de acogida de protección internaciona en Totana , con 13 hombres de origen africano. Y es que desde que se abrió el dispositivo, las vecinas y vecinos de la calle dónde se ubica la vivienda, han hecho lo posible por acercarse a la realidad de los chicos que viven en ella. Ha sido un proceso natural, basado en las relaciones que a lo largo de los tiempos, en los barrios, se han establecido entre las personas que habitan en ellos.
“Hoy me han sacado el perro otra vez a pasear, se lo han llevado para la montaña, son muy serviciales, y el perro se lleva muy bien con ellos…”.
A la vez, los chicos participantes en el programa RefugiaDOS de Protección Internacional, se han mostrado abiertos a relacionarse con las vecinas y vecinos, intentando entablar conversación, con las complicaciones que conlleva establecer un diálogo murciano – wolof, o murciano – bambara… Cuando hay interés y necesidad, el idioma no es una barrera, y son múltiples las formas y estrategias de comunicación que pueden activarse en estas situaciones.
Un trato directo entre personas de distintos orígenes es la mejor estrategia para impulsar relaciones de tipo intercultural, basadas en el respeto mutuo, la cercanía, la horizontalidad y la cohesión, previniendo discursos de odio e intolerancia entre personas procedentes de diferentes marcos culturales.
Programar acciones conjuntas y realizar actividades de ocio o deportivas, es un canal idóneo para mejorar la convivencia y generar sociedades cohesionadas, impulsar la participación de todas y todos en igualdad de condiciones, desde el ejercicio de la ciudadanía.