La idea fue una iniciativa del Grupo Motor de Reflejad@s II y, como no podía ser de otro modo, fue todo un éxito.
Uno de los pilares del proyecto REFLEJAD@S II. Sensibilización sobre la realidad de las personas solicitantes de Protección Internacional son, sin duda alguna, sus Grupos Motor. Los grupos se componen por personas solicitantes de Protección Internacional y habitantes de las ciudades donde se desarrolla el proyecto, ya sean personas originarias de la zona o migrantes que llevan tiempo residiendo allí.
Uno de los Grupos Motor que ha impulsado este año el proyecto se sitúa en la ciudad de Murcia y se reúne cada lunes por la mañana en las instalaciones de Fundación Cepaim en el Barrio del Carmen. En las sesiones hacemos juegos que nos ayudan a conocernos mejor y generar lazos y relaciones entre las personas que participan en él. Y también pensamos cómo llegar al resto de la ciudadanía, cómo darnos a conocer y cómo acercar la realidad de las personas solicitantes d asilo y refugio al resto del vecindario.
Con ocasión de la celebración del Día Internacional de las Personas Refugiadas, se preguntó al Grupo Motor de Reflejad@s en Murcia qué querían hacer para dar visibilidad a este día, a nuestro grupo y a su situación. El grupo acordó por consenso celebrar un acto festivo para facilitar el encuentro y acercamiento entre personas solicitantes de Protección Internacional y personas autóctonas y qué mejor manera de encontrarse que en torno a una mesa. Así, pues, decidimos hacer una merienda intercultural.
En el Grupo Motor de Murcia llegan a juntarse personas de hasta 18 nacionalidades. Con esta variedad y riqueza, la mesa no podía ser sino multicolor y multisabor.
Las expectativas se cumplieron totalmente: pudimos disfrutar de platos muy diversos, como el rollo de carne o kebab casero al estilo de Oriente Próximo, salmón con especias, queso y nata elaborado al estilo ruso, dulces de Ucrania, papas rellenas y arepas de Colombia, arroz con leche al estilo de El Salvador, pizza italiana y pasta con deliciosa mozzarella, pasteles kazakos, deliciosos dulces marroquíes, así como platos de nuestra gastronomía popular, como la empanada, las marineras de ensaladilla con anchoa, lechugas en perdiz y la típica combinación de huerta y mar en forma de corazones de alcachofa coronados por una anchoa del Cantábrico. El menú se complementaba con aperitivos y snacks que atrajeron el gusto de los y las más peques, frutas de temporada de aquí (melocotones ciezanos, sandía y melón) y de allá (piña, mango y papaya) y bebidas variadas.
Pero el ingrediente estrella fue, sin duda alguna, el buen rollo que compartió toda la gente asistente al acto. Los y las vecinas de Vistabella nos recibieron con los brazos abiertos y nos cedieron su emblemática plaza para celebrar nuestro evento con todas las comodidades. Por su parte, las personas solicitantes de Protección Internacional se mezclaron entre sí y con los y las locales que se unieron a la mesa, tanto participantes del grupo motor, como vecinos y vecinas del barrio o espontáneos que, al vernos tan bien decidieron unirse al grupo.
Risas, conversaciones, intercambio de recetas y una agradable sensación de bienestar. Este fue el sabor de boca que dejó nuestra merienda. Tan dulce fue que estamos deseando repetir….