En las comercializadoras y cooperativas agrícolas los trabajos están claramente distribuidos según el género: las mujeres al envasado y los hombres al manejo de la carga y el almacén.
Se trata de una expresión de la segregación horizontal u ocupacional que afecta a las mujeres, porque las confina en ocupaciones cuyas condiciones laborales son peores cuantitativa y cualitativamente. Todo esto apoyado en un conjunto de ideas que justifican la división del trabajo por géneros en cuestiones como las cualidades personales (“es que las mujeres son más detallistas”) o los roles familiares (“ellas prefieren trabajar por temporadas para así cuidar de los hijos”).
La formación de mujeres como conductoras de carretillas elevadoras, una de las herramientas de trabajo más utilizadas en los almacenes agrícolas y vinculadas a una ocupación masculinizada, tiene una implicación política y otra laboral.
Desde lo político, esta formación es una apuesta por la inserción de las mujeres en ámbitos de los que están parcial o totalmente excluidas.
Laboralmente, supone aumentar sus probabilidades de obtener un empleo en mejores condiciones (que las contraten como conductoras de carretilla), de cambiar de sector (trabajar en almacenes de otro tipo) o de mantener un empleo (convirtiéndose en una empleada polivalente, que pueda mantenerse en otras funciones cuando la temporada termine o baje el nivel de trabajo).
La formación contó con la participación entusiasta y comprometida de 12 mujeres participantes del proyecto Más Adelante, con una parte teórica y otra práctica. El Instituto Fopaem de Almería fue el encargado de dar la formación.