El estudio La situación de las mujeres rurales en Canarias ofrece una mirada inédita y profunda sobre la vida de las mujeres que habitan los territorios rurales y semirrurales del archipiélago. Esta investigación fue desarrollada por la Operación Adelante Canarias ejecutada por la Fundación Cepaim, financiada por el Fondo Social Europeo Plus con la cofinanciación del Gobierno de Canarias. Se contó con una encuesta a 189 mujeres de Gran Canaria, Tenerife y Fuerteventura, y testimonios directos recogidos en la actividad Guadelante, en 11 municipios rurales canarios.
La investigación revela un patrón claro: la desigualdad de género en el medio rural canario es estructural, territorial y persistente. La accesibilidad es uno de los factores que más condiciona la autonomía de las mujeres. Como elemento de innovación, el estudio elabora por primera vez un Indicador Sintético de Accesibilidad (ISA) que permite medir este factor en relación con las oportunidades que tienen las mujeres que viven en zonas rurales canarias. De este modo, en los municipios con peor conexión, el paro femenino supera el 28-30 % y la inactividad alcanza el 44–46 %, al tiempo que los niveles formativos son más bajos. Incluso allí donde la infraestructura mejora, las brechas no desaparecen, sino que se transforman.
El peso de los cuidados es otro eje central. Más del 60 % de las mujeres encuestadas asume cuidados sin apoyo institucional, y una de cada tres ha renunciado a empleo o formación por esta razón. El envejecimiento poblacional y la falta de servicios de proximidad intensifican estas responsabilidades y generan aislamiento.
La investigación detecta también una brecha digital significativa: el 40 % de las mujeres declara bajas competencias digitales y solo una de cada cuatro ha participado recientemente en actividades de formación. La digitalización, lejos de ser un puente hacia nuevas oportunidades, se convierte en un nuevo umbral de exclusión.
En conjunto, el estudio demuestra que, en Canarias, la pobreza femenina rural es multidimensional; combina la falta de ingresos con las dificultades de movilidad, la escasez de tiempo, la precariedad laboral y la dependencia económica. Las redes vecinales y familiares aparecen como recursos esenciales de resiliencia, pero no sustituyen la ausencia de servicios públicos y políticas adaptadas.
Las conclusiones son claras: para avanzar hacia la igualdad real en el medio rural canario es imprescindible territorializar las políticas, reforzar la movilidad y los cuidados de proximidad, impulsar la formación y la inclusión digital, y situar a las mujeres rurales en el centro de la gobernanza local. Solo así será posible construir territorios rurales más justos, sostenibles y equitativos para todas.